jueves, 2 de abril de 2009

Homenaje a Raúl Alfonsín en la Cámara de Diputados

Estas fueron las palabras de Gabriela Mestelán en el homenaje realizado el día de hoy:
"Resulta difícil decir algo diferente por estas horas en que parece que todo ya fue dicho, todo recordado, horas en que pareciera que todo ya se expresó.
Pero aunque resulten lugares comunes quiero resaltar tres ideas:

- Como país estamos coincidiendo en algo: reconocer y valorar a un hombre significativo para nuestra historia..
- Como sociedad estamos valorando a un político.
- Como personas estamos compartiendo el pesar, la emoción, la gratitud





El Congreso de la nación es testigo de la presencia de una multitud de argentinos que en dolorido silencio se acerca para llorar algunos, expresar su pesar otros, explicitar su admiración tantos! a un político argentino. El mismo Congreso que a diario ve como tantos y diferentes grupos de argentinos se reunen para gritar enojos, expresar malestar y decepciones a otros políticos argentinos…

Se escucharon voces distintas de figuras reconocidas, pero se escucharon también voces desconocidas que por ejemplo decían:

“transmitía paz con un carácter enérgico…”
“nos enseñó el respeto a la constitución con humildad”
“fue un hombre de bien”
“rezamos tanto para que terminara de sufrir y ahora que terminó estamos mal…”
“a veces se muere para nacer a la historia, él nació de nuevo”
“podía caminar por la calle con la frente alta”
“vote por primera vez en 1983, con toda la emoción y vote por el”
“mis respetos a un hombre que transpiro política y podía andar sin custodia por la calle”
“que lo miren los que están mas arriba, tienen mucho para aprender”

En este tiempo de tanto vértigo, de tanta conflictividad, de tanta crisis, su muerte nos hizo parar…detenernos. Raúl Alfonsín en vida fue un territorio de encuentros, su muerte se ha convertido en territorio de reflexión y porque no, ojala, de reencuentro.

Escuchamos a menudo decir que la muerte hace que todo lo malo de una persona se desdibuje, que la muerte hace que recordemos solo lo bueno, quizás la muerte sea la que nos permita mirar, apreciar lo que en vida no vimos ni valoramos suficientemente.

Creo que en este momento del país, el ultimo viaje de Raúl Alfonsín, nos permite dimensionar su dignidad y su aporte. Dignidad que vivió hasta dando su última lucha, tal vez la más difícil: la lucha contra la enfermedad y la muerte que, como el nacimiento se enfrenta solo. Se nace solo y se muere solo, uno elige como y con quienes vivir entre la llegada y la partida. El cómo de su vida nos cuestiona tanto!!


Tuvo convicciones, tuvo valentía, tuvo honestidad y honradez, tuvo grandeza en la victoria: “hoy es el día de todos, hemos ganado pero no hemos derrotado a nadie…” y tuvo dignidad a la hora de dar un paso al costado pensando en el bien del conjunto.

Fue un custodio y garante de la democracia recuperada y la impregno de los valores fundamentales: respeto, dialogo, tolerancia, Bien común.

El “Nunca más”, la Conadep, el juicio a las juntas militares habla de su valentía, su invalorable compromiso con los derechos humanos y su convicción democrática

El ofrecimiento de espacios institucionales de contralor a sus adversarios políticos: habla de su conciencia, respeto y su actitud democrática.

La honestidad y la humildad con la que vivió y murió habla de su hombría de bien y su decidida entrega por el bien común.

Dice Pedro Casaldaliga: “ al final del camino me dirán: has vivido?, has amado?. Y yo sin decir palabra abriré el corazón lleno de nombres…” al final del su camino Alfonsín lleva un plus: y es que su nombre se queda en el corazón de cada uno de los argentinos. Es que su vida interpela la nuestra y su muerte nos compromete a hacernos cargo de su legado."

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