lunes, 26 de noviembre de 2007

28-O

las señales de las urnas



Cuando los infaustos sucesos de abril de 1.997 en Cutral – Có, y luego del homicidio de Teresa Rodríguez, uno de los más brillantes políticos argentinos, Carlos Auyero, sostuvo en un debate televisivo contra las impiedades de los políticos menemistas que acusaban de subversivos a los rebeldes neuquinos, que los manifestantes no eran subversivos, que no querían cambiar al mundo sino sólo entrar en él, diez años después, poder entrar significa cambiar el mundo…

Los sucesos de este año en la Provincia y en particular en Río Gallegos, las importantes movilizaciones y los acontecimientos políticos posteriores terminaron con la caída de un gobierno e imposibilitaron que la hermana del Presidente se pudiera candidatear a Gobernadora. La mirada de nuestro propio deseo sesgó nuestra lectura acerca de lo que sucedía realmente en el conjunto social.

El deseo del pueblo movilizado era ser escuchado, expresar su bronca legítima, contenida por diecisiete años de atropellos; también reclamar más libertades y esencialmente reexigir una distribución más justa de la renta provincial. Esto es, más salario y en blanco.

La movida callejera generó tentaciones en dirigentes de la izquierda dogmática que se imaginaban la revolución a la vuelta de la esquina.

Pero estos procesos se construyen, no surgen de manera espontánea; y los tiempos de crecimiento y construcción no son los mismos para todos. Está claro que en nuestra provincia lejos estuvimos de asistir a un acontecimiento revolucionario sino que comenzamos a encauzar institucionalmente un proceso de cambio.

De todos modos, las grandes movilizaciones populares no pasaron en vano. Peralta ganó, pero ya no lo votaron 7 de cada 10 electores como a Acevedo, sino 5 de cada 10, perdiendo 20 puntos entre una elección y otra. Y obtuvo ese porcentaje utilizando un discurso en el que incorporó parte de la agenda de la oposición, como la “ley de ética publica”,“la reforma política” o “Las paritarias”. Cuando el principal candidato de la oposición, Costa, señaló la posibilidad de otorgar un veinte por ciento de aumento al sector público, el Gobierno otorgó un veintidós, generando aumentos masivos de salarios. Hasta entonces nunca la oposición le había impuesto los temas políticos en la agenda al Frente para la Victoria y era una práctica ajena para éste “ceder” a los legítimos reclamos de los trabajadores.

El candidato a gobernador hasta practicó un discurso de concordia y unidad provincial, convocando a paritarias a los trabajadores y accediendo casi en su totalidad a los reclamos de los docentes en lucha. Actuó como bombero apagando el incendio que la incapacidad de sus compañeros había generado y a su vez como enfermero, tratando de restañar algunas heridas abiertas en el cuerpo social. A modo de ejemplo no hay gesto que no haya hecho el hoy Gobernador electo para congraciarse con Monseñor Romanín y borrar el recuerdo de la acusación de “loco” con que el gobierno de Sancho lo descalificó.

Usando todos los recursos posibles: escudo peronista, logo del FVS, Partido Justicialista, el lema “Daniel es pueblo” logró que todos los sectores internos en puja “cerraran filas detrás de él”. Sus señales fueron hacia la sociedad en general y también muy fuertes hacia su propio partido.

Debió abrir el puño cerrado que se nos ofrecía a los santacruceños por parte del FVS, para mostrar la mano abierta de la concordia, la que deberá seguir teniendo abierta si no quiere conflictos tempranos.

Tampoco es un dato menor que haya surgido una oposición más homogénea luego de las elecciones del 2.003. Esta vez la fórmula opositora superó el 38% referenciada por un candidato, Costa, que aparece alejado de la anquilosada estructura radical más tradicional y que en la última elección había alcanzado el 27% con Freddy Martínez como candidato a Gobernador .

No puede soslayarse lo sucedido con otros actores nuevos en los que medió una importante distancia entre las expectativas generadas dentro de los espacios políticos y los resultados electorales. Evidentemente la gente no pudo visualizar estos proyectos como alternativas posibles, sin discutir la autenticidad de los mismos y la integridad personal y política de sus integrantes (ejemplo de esto el MST). Cabe también decir una palabra respecto a otro espacio político nuevo: el ARI, que ha tenido el mérito de instalar el partido en nuestra Provincia. Evidentemente el prestigio y trayectoria de Elisa Carrió, y el porcentaje de votos obtenidos a pesar de las dificultades que se generaron en torno a la distribución de sus boletas, no se correspondieron de manera proporcional con los resultados obtenidos por los referentes locales, a excepción de Caleta Olivia. Sería esperable que todos estos sectores se sumen a la experiencia más rica que surgió de esta última elección, tal cual fue la de Encuentro Ciudadano.

Con un porcentaje de votos de más del 13% en los centros urbanos más importantes de la Provincia como Caleta Olivia y Río Gallegos, hasta un 20% en Piedra Buena o Los Antiguos o un 9 % en El Calafate, este espacio comprometido con las luchas de este año, reunió a militantes ya comprometidos con otras luchas que se han dado a los largo del gobierno K, y pudo mostrar coherencia y amplitud a la hora de elegir a sus referentes electorales, ya que los principales candidatos no provenían de la política tradicional. Gabriela Mestelán, José Luis Janezak y Cacho Barabino son identificados por la sociedad como personas con un fuerte compromiso con la defensa de los intereses populares y centraron su discurso de campaña en la transparencia en la gestión, la defensa del patrimonio provincial, la necesaria regeneración institucional, la adeudada restitución de derechos y la distribución del ingreso. Los dos primeros resultaron electos y Encuentro Ciudadano logró instalarse de este modo en el escenario político provincial obteniendo una banca en la Legislatura y una en el Concejo Deliberante de Río Gallegos, la ciudad capital.

Queda para esta fuerza el rol de articulador de los espacios de la oposición a las que deberá convocar con la máxima generosidad para elaborar un proyecto común, sin tentaciones hegemónicas o fundacionales, apostando a convertirse en la mejor oposición para mostrarse como la auténtica alternativa de gobierno transformador en el 2.011.

No es menor en el haber de este año la pérdida de miedos en gran parte de la sociedad, mas allá de su expresión electoral final, en la cual tuvo seguramente un peso gravitante la posibilidad de que la provincia perdiera determinados “privilegios” si votaba en contra de una Presidente surgida de su territorio. Así lo expresaban sectores que van desde trabajadores de la construcción, hasta trabajadores del petróleo, pasando por medianos y grandes comerciantes.

No podemos soslayar en este análisis que la población económicamente activa en la provincia está compuesta de un 25% de trabajadores que dependen de la administración pública y en ese ámbito existen diversas prácticas que tienden a direccionar el voto las cuales tienen su expresión más descarnada en la presión directa a los empleados con la amenaza de la pérdida del trabajo. Estas conductas habituales de ejercer el poder en los espacios cotidianos no cambian de un día para otro porque un dirigente como Peralta haya intentado mostrar un Kirchnerismo con rostro humano

Si bien excede a este análisis, si miramos la elección a través de tercios sociales, debemos señalar en los sectores más humildes algunos cautivos del clientelismos y otros identificados aun con un Peronismo que representa en el imaginario sus intereses. Y el tercio más alto de la escala social que votó por mantener las cosas como están, expresión de un voto conservador y en algunos casos tributario de los privilegios del poder. Extraña alianza entre los más excluidos con los privilegiados, que conforman la base del típico gobierno Conservador popular. Por otro lado, los sectores medios urbanos se expresaron con más fuerza por el cambio. Todavía no es suficiente. Es nuestra responsabilidad que se extienda a otos sectores la necesidad del cambio.

Está claro que después del análisis y siendo el FVS un partido incapaz de transformar económica y socialmente la provincia, hay que pensar en el futuro, que es hoy mismo y en el que deben consolidarse como alternativas las fuerzas emergentes de esta elección que tendrán la responsabilidad de dirigir el tiempo de cambio. Santa Cruz debe recuperar voces en los ámbitos parlamentarios nacionales para quienes tienen algo que decir y construir el mejor gobierno a través de la mejor oposición. Ésta será conducida inexorablemente por el EC destinada a mostrar que es posible irrumpir, en estos deformados escenarios políticos, posibilitando una gesta realmente transformadora.


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